Estructura y función de la piel




Estructura y función de la piel


La piel es vital para nuestra salud y bienestar globales. Además de actuar como primera línea defensiva del organismo frente a bacterias y virus, la piel sana mantiene el equilibrio de líquidos y contribuye a regular la temperatura corporal. Es muy sensible y reconoce el toque más suave así como el dolor.  Es el órgano más grande y visible, que cubre casi 2m² y representa casi 1/6 de nuestro peso corporal. El estado de la piel puede ejercer también un impacto significativo sobre nuestra autoestima.

ESTRUCTURA DE LA PIEL


La piel, órgano dinámico constantemente cambiante, se compone en tres capas principales: epidermis, dermis y subcutis o tejido subcutáneo, cada una de las cuales está formada por varias subcapas. Los anejos de la piel, como folículos y glándulas sebáceas y sudoríparas, también desempeñan diversos papeles en su función global.
Ilustración gráfica de capa de piel
La piel comprende tres capas: epidermis, dermis y subcutis.

Epidermis


La epidermis, como capa más externa que vemos y tocamos, nos protege frente a toxinas, bacterias y pérdida de líquidos. Consta de 5 subcapas de células llamadas queratinocitos. Estas células, producidas en la capa basal más interna, migran hacia la superficie de la piel madurando y experimentando una serie de cambios. Este proceso, conocido como queratinización (o cornificación), hace que cada una de las subcapas sea distinta.


  1. Capa basal (o estrato basal): Es la capa más interna, donde se producen los queratinocitos.
  2. Capa espinosa (o estrato espinoso): Los queratinocitos producen queratina (fibras de proteína) y llegan a adoptar forma de huso.
  3. Capa granular (estrato granuloso): Comienza  la queratinización: las células producen gránulos duros y, a medida que éstos empujan hacia arriba, cambian a queratina y lípidos epidérmicos.
  4. Capa clara (estrato lúcido): Las células están densamente comprimidas, aplanadas y no pueden distinguirse unas de otras.
  5. Capa córnea (o estrato córneo): Es la capa más externa de la epidermis y comprende, en promedio, unas 20 subcapas de células muertas, aplanadas, en función de la parte del cuerpo que recubre la piel. Estas células muertas se desprenden regularmente en un proceso conocido por descamación. La capa córnea es también asiento de los poros de las glándulas sudoríparas y las aberturas de las glándulas sebáceas.
Ilustración gráfica de capa córnea en primer plano
La capa cutánea más externa se conoce como capa córnea y de ella se desprenden con regularidad células muertas.

Las células de la capa córnea se unen entre sí por medio de los lípidos epidérmicos. Estos lípidos son esenciales para la salud de la piel: crean su barrera protectora y fijan la humedad. Cuando faltan los lípidos, la piel puede llegar a estar seca y puede percibirse tirante y áspera.

La epidermis está cubierta por una emulsión de agua y lípidos (grasas) conocida como película hidrolipídica. Esta película, mantenida por secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas, contribuye a mantener la piel flexible y actúa como barrera adicional frente a bacterias y hongos.

La parte acuosa de esta película, conocida como manto ácido protector, contiene:

  • Ácido láctico y diversos aminoácidos del sudor.
  • Ácidos grasos libres del sebo.
  • Aminoácidos, ácido pirrolidincarboxílico y otros factores hidratantes naturales (FHN), que son predominantemente productos secundarios del proceso de queratinización.
Ilustración gráfica del interior de la capa córnea.
Dentro de la capa córnea, las células se unen entre sí por medio de lípidos, que son esenciales para mantener la piel sana.


Este manto ácido protector proporciona a la piel sana su pH ligeramente ácido, entre 5,4 y 5,9. Es el medio ideal:
  • Para que vivan los microorganismos afines a la piel (conocidos como flora cutánea saprófita) y sean destruidos los microorganismos nocivos.
  • Para la formación de lípidos epidérmicos.
  • Para las enzimas que impulsan el proceso de descamación.
  • Para que la capa córnea sea capaz de repararse a sí misma cuando esté dañada.

En la mayoría de las partes del cuerpo la epidermis tiene un espesor de sólo 0,1 mm aproximadamente en total, aunque es considerablemente más delgada en la piel que rodea los ojos (0,05mm) y considerablemente más gruesa (entre 1 y 5mm) en las plantas de los pies. Para aprender más lea comprendiendo la piel en diferentes partes del cuerpo y cómo se diferencia la piel masculina de la piel femenina.

Dermis (o cutis verdadero)


La dermis es la capa media de la piel, gruesa, elástica pero firme, compuesta de 2 subcapas:
  • Capa inferior (o estrato reticular): zona gruesa y profunda, que establece una confluencia líquida con el subcutis.
  • Capa superior (o estrato papilar): establece una confluencia definida, en forma de onda, con la epidermis.
Ilustración gráfica de la dermis en primer plano.
La dermis consiste en una capa superior gruesa sobre el subcutis y una capa inferior en forma de onda sobre la epidermis.

Los principales componentes estructurales de la dermis son el colágeno y la elastina, tejidos conectivos que confieren fuerza y flexibilidad y son los componentes vitales de la piel sana, de aspecto juvenil. Estas fibras están impregnadas de una sustancia de tipo gel (que contiene ácido hialurónico), que posee una gran capacidad para fijar agua y contribuir a mantener el volumen de la piel.

El estilo de vida y factores externos como el sol y los cambios térmicos ejercen un impacto sobre el colágeno y la elastina y sobre la estructura de la sustancia circundante. A medida que envejecemos, nuestra producción natural de colágeno y elastina declina y disminuye la capacidad de la piel para fijar agua. La piel adquiere un aspecto menos tonificado y aparecen arrugas. Lea más en factores que influyen sobre la piel, cómo afecta el sol a la piel y envejecimiento de la piel.

La dermis desempeña un papel clave en proteger el cuerpo frente a influencias irritantes externas, así como en nutrir las capas más externas de la piel desde dentro:
  1. Su textura gruesa y firme ayuda a amortiguar los golpes externos y, cuando se produce el daño, contiene tejidos conectivos como fibroblastos y mastocitos que curan las heridas.
  2. Es rica en vasos sanguíneos que nutren la epidermis mientras eliminan los desechos.  
  3. Las glándulas sebáceas (que liberan sebo o aceite en la superficie de la piel) y las glándulas sudoríparas (que liberan agua y ácido láctico en la superficie de la piel) se localizan en la dermis. Estos líquidos se combinan entre sí para formar la película hidrolipídica.


La dermis también contiene:
  1. Vasos linfáticos.
  2. Receptores sensitivos.
  3. Raíces pilosas: El extremo bulboso del tallo capilar, donde se desarrolla el cabello.
Ilustración gráfica de la dermis en primer plano.
La dermis protege al cuerpo con su almohadillado, su capacidad para nutrir y eliminar los desechos, así como con su capacidad sudoral.

Subcutis (o hipodermis)


La capa más interna de la piel almacena energía mientras almohadilla y aisla el cuerpo. Se compone principalmente de:
  • Células adiposas (adipocitos): Agregadas entre sí en grupos de tipo almohadilla.
  • Fibras colágenas especiales (llamadas septos tisulares): Ablandan y esponjan los tejidos conectivos que mantienen juntas la células adiposas.
  • Vasos sanguíneos.

El número de células adiposas que contiene el subcutis difiere en las distintas partes del cuerpo. Por otra parte, la distribución de las células adiposas también difiere entre hombres y mujeres, lo mismo que la estructura de otras partes de la piel.

La piel cambia durante el periodo de vida de una persona. Para aprender más lea la piel en edades diferentes.
Ilustración gráfica del subcutis.
El subcutis almohadilla y aisla el cuerpo y contiene células adiposas, fibras de colágeno y vasos sanguíneos.

FUNCIÓN DE LA PIEL


La piel es esencial para nuestra salud y bienestar globales. La piel sana actúa como una barrera entre el mundo externo y el interior del cuerpo y es nuestra mejor y primera defensa frente a:
Ilustración gráfica de las aptitudes cutáneas.
Ilustración de un cuerpo masculino y un cuerpo femenino
Barrera más externa
Ilustración de la protección cutánea frente a los rayos UV
Protección frente a los rayos UV
Frío, calor, pérdida de agua y radiación: Como capa más externa de la piel, la capa córnea desempeña un papel básico en proteger el cuerpo frente al medio ambiente y limitar la cantidad de agua que pierde la epidermis.

Contiene factores hidratantes naturales (FHN), que derivan de los aceites sebáceos de la capa córnea, incluyendo el ácido láctico y la urea. Estos se fijan al agua y contribuyen a mantener la elasticidad, la firmeza y la flexibilidad de la piel. Si estos factores se reducen, la piel pierde humedad. Cuando la humedad de la capa córnea desciende hasta por debajo del 8 al 10%, llega a estar áspera, seca y propensa a las grietas.

Cuando la piel se expone regularmente a los rayos UV, aumenta la producción de melanina en la capa basal, la piel experimenta un engrosamiento para protegerse a sí misma y puede aparecer hiperpigmentación. Lea más en cómo afecta el sol a la piel.

Las células adiposas del subcutis también aislan el cuerpo del frío y el calor.

Presión, golpes y abrasión:  De nuevo cabe destacar que la epidermis forma la primera capa defensiva. Las células adiposas del subcutis proporcionan un almohadillado que actúa como absorbente de los choques, protegiendo el tejido muscular y la fascia (el tejido fibroso que rodea los músculos) subyacente.

Cuando la piel es expuesta a ciertos estímulos externos, la capa córnea experimenta un engrosamiento; por ejemplo, cuando se forman callosidades en las manos o los pies expuestos a roces repetidos.

Sustancias químicas: La capacidad amortiguadora de la película hidrolipídica y el manto ácido protector contribuye a proteger el cuerpo frente a productos químicos de carácter alcalino. Lea más en factores que influyen sobre la piel.

Bacterias y virus: La capa córnea de la epidermis y su manto ácido protector forman una barrera frente a bacterias y hongos. Si cualquier cosa supera  esta primera línea defensiva, entra en juego el sistema inmunitario de la piel.
Ilustración de la barrera protectora de la piel
Barrera protectora
Ilustración de la piel
Sensibilidad
Ilustración de la regulación de la temperatura cutánea
Temperatura
Ilustración de la piel
Regeneración

Como operador fundamental de tareas múltiples, la piel desempeña otros muchos papeles esenciales a favor de nuestra salud y bienestar:

Regulación de la temperatura: La piel transpira para enfriar el cuerpo y contrae el sistema vascular en la dermis para conservar el calor.

Control de sensibilidad: Las terminaciones nerviosas de la piel hacen que sea sensible a la presión, la vibración, el tacto, el dolor y la temperatura.

Regeneración: La piel es capaz de reparar heridas.

Fuente alimentaria: Las células adiposas del subcutis actúan como unidades de depósito importantes para nutrientes. Cuando el organismo los necesita, pasan a los vasos sanguíneos circundantes desde donde son transportados hasta el lugar donde se necesitan.

La piel desempeña también un importante papel psicológico. Dado que se trata del indicador de salud más visible, el estado de nuestra piel afecta al modo en que la percibimos y al modo en que nos ven los demás. Cuando la piel está sana y carece de problemas es capaz de realizar mejor su tarea y nos sentimos más cómodos y confiados.

¿QUÉ OCURRE CUANDO LA PIEL SE DAÑA?


La piel sana y carente de problemas es de color uniforme, textura lisa, bien hidratada y adecuadamente sensible al tacto, la presión y la temperatura. Cuando se altera la barrera natural de la piel se deterioran su función protectora y su aspecto sano:

  • Pierde humedad y elasticidad y puede verse y percibirse seca, áspera, agrietada y/o aflojada.
  • Llega a ser cada vez más sensible a influencias externas (como el sol y los cambios térmicos) y es especialmente propensa a la infección.  

La piel infectada puede llegar a inflamarse, dado que las células inmunitarias inflamatorias se desplazan hacia la piel para tratar de reparar la barrera dañada y curar la infección. En caso de procesos como la dermatitis atópica y el cuero cabelludo pruriginoso, a menudo es necesario aplicar un tratamiento especializado para romper el círculo vicioso de picor repetido e infección posterior y ayudar a regenerar la barrera natural de la piel.


La piel posee diversos mecanismos de regeneración y reparación. La capa basal asegura una renovación estable de la epidermis a través de la división celular continua:
  • Si una lesión queda confinada en la capa cutánea más superior, la lesión (conocida como erosión) puede curar sin retracción cicatricial.  
  • Si la lesión alcanza la dermis y se afecta la membrana basal (por ejemplo, una úlcera) suele aparecer una retracción cicatricial.

La curación de las heridas pasa por varias etapas consecutivas:
  1. La sangre coagulada forma una membrana con superficie dura que se adhiere a la herida (costra o escara).
  2. Las células muertas y dañadas y sus tejidos conectivos se desintegran y son disueltos por enzimas.
  3. Las células que protegen el cuerpo digiriendo las bacterias nocivas y las células muertas llegan a activarse. Los líquidos linfáticos fluyen hacia la herida.
  4. Células nuevas, incluyendo brotes capilares, tejidos conectivos y fibras de colágeno, constituyen un proceso conocido por epitelización.

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