LAS RAÍCES DE UNA DISCIPLINA
CIENTÍFICA DENTRO DEL UNIVERSO DE
LA COSMETOLOGÍA Y COSMIATRÍA
Autor: Hipólito Paredes cerdán Dermocosmiatra
"El arte de embellecerse ha existido desde los
comienzos de la civilización.
siempre es bueno contar con una piel sana y
limpia.
Por ello han surgido profesiones dedicadas a tan incesable labor, aunque muchas
veces la diferenciación entre ellas pareciera ser sólo el nombre( cosmetología y cosmiatría)
A
continuación se mencionará en qué consiste cada una.
LA COSMETOLOGÍA Lejos de ser simplemente el aseo, cuidado y la correcta aplicación de maquillajes (como muchos consideran a esta actividad), la cosmetología es una aplicación científica dependiente de la Dermatología, cuyo principal campo de acción es la piel del rostro y de todo el cuerpo, con el objetivo de embellecerla de manera saludable
En esta disciplina científica se toman en consideración temas como estado general de salud, condiciones médicas de la piel, pigmentación, alergias, y también asuntos como actividades laboral y social de la persona, su edad y su tratamiento rutinario de higiene y belleza.
En la primera consulta, el cosmetólogo hará una evaluación de la persona. Analizará su condición de salud y la de su piel, en un análisis detallado y específico. A partir de este conocimiento y del objetivo buscado, el profesional determinará el plan de tratamiento, en sesiones con técnicas y productos que buscarán embellecer, rejuvenecer, regenerar o curar la piel de afecciones como el acne, la celulitis, las manchas, coloraciones y otros tratamientos.
¿de dónde viene la
cosmetología?
El nombre proviene de la palabra griega Kósmetikis, o
adornar; se han encontrado rastros de la utilización de utensilios de belleza y
de derivados de productos naturales para la búsqueda del mejoramiento facial,
con 5000 años de antigüedad; los médicos griegos ya escribían tratados de
belleza y formas de preparación de los maquillajes; también es bien conocido
que el Imperio Romano practicaba formas de embellecimiento, como los baños en
leche.
En la Edad Media se consideraba la cosmética como pecado y
se tiene que dejar en el olvido, hasta que se retoma en el Renacimiento con
mucha más fuerza; siempre las preparaciones las realizaban médicos o
farmaceutas, con recetas que incluían productos naturales, mezclados con aceites
esenciales y con alcoholes. En el siglo XVIII se da una verdadera expansión y
el trabajo en cosmetología comienza a verse como ciencia y no como banalidad.
En el siglo XX los franceses, seguidos por los
norteamericanos, desarrollan una verdadera industria farmacológica, apoyados
por los nuevos descubrimientos científicos; los productos de belleza dejaron de
convertirse en un lujo para ser una necesidad, tanto de hombres como de
mujeres, siempre en concordancia con la publicidad de masas que estimula el
consumo.
Según la Dra. Ana Gladis Miranda, el término de Cosmiatría
fue empleado por primera vez en el año 1957 por Auriel Voina dermatólogo Rumano
en el congreso Dermatológico de Estocolmo, refiriéndose a que era el manejo de
la piel enferma con productos cosméticos o cosmética con formulaciones y
tecnología farmacéutica.
Alan Khaiat, francés, deduce que la palabra “Cosmecéuticals”
(cosmecéuticos) es la fusión de cosmético y farmacéutico.
De manera que es
importante que los dermatólogos presten mayor atención al manejo cosmiátrico
del paciente, ya que no solo se encuentran problemas en personas de la tercera
edad, sino también en adolescente y jóvenes que por la forma de vida y
agresiones exteriores como el sol, polución, frío, viento, requieren tratamientos
y orientación especifica y clara en técnicas como la depilación, mesoterapia,
esclerosis de varices, implantes, botox, laser, antioxidantes, peeling,
cosmetología hospitalaria en caso de alopecia posteriores a quimio y
radioterapia, hirsutismo, angiomas, etc.
En este sentido, la cosmetología es
entonces aquella que se ocupa de los cuidados estéticos de la piel sana, a
diferencia de la Cosmiatría que trata cuidados tanto de piel sana como enferma,
lo anterior, a través de productos cosméticos medicados siendo aquellos que se utilizan para resaltar
la belleza, a diferencia de los productos cosmecéuticos que son cosméticos de
interés netamente médicos.
La cosmética, básicamente, se ha encargado del maquillaje y
del tratamiento o mejoras de algunos tipos de piel, ya sea a través de la
hidratación, la descamación, el masaje que ayuda a fluir los líquidos
estancados, etc.…, pero, ante la necesidad de encontrar un tratamiento adecuado
para aquellas patologías dermatológicas que requieren mayor conocimiento
la
fisiopatología de la alteración cutánea y que actúa de nexo entre la
dermatología y la cosmética ha surgido la figura de la cosmiatría.
La
dermatocosmiatría aporta un incalculable ayuda tanto a la dermatología como a
la cirugía plástica, pero, sería absurdo pensar que no es útil, mientras se
observe beneficios en todos aquellos pacientes que lo necesiten, como drenar un
edema, favorecer la resolución de un hematoma o preparar una piel para soportar
mejor el mal trato del cirujano.
En estos momentos la cosmiatría está prestando
gran utilidad a la flebología, mastología y porque no a la cirugía en general.
Para cada especialidad existen diferentes ramas o
actividades, sin embargo, la cosmetología facial es quizás la más conocida y la
más promocionada, después de todo el rostro siempre está al descubierto.
La
carrera de cosmetología se ofrece en diferentes institutos y en muchos países
es prohibido ejercer sin contar con un título profesional.
Por otro lado, se considera que el éxito de la cosmiatría radica en hacerla bien
y tener el conocimiento en biología, fisiología y fisiopatología de la piel,
además de un profundo dominio de la clínica y terapéutica dermatológica
Aunque
se es consciente que cualquier técnico o especialista puede desarrollar la
estética, es el médico dermatólogo, con
ese conocimiento el que puede ofrecer éxito y seguridad en los procedimientos
cosméticos que los pacientes buscan afanadamente.
En cuanto al perfil de una cosmetóloga, es una profesional
quien debe conocer ampliamente todas las ramas que abarcan la cosmetología y
sus secretos.
Su presencia personal debe ser agradable, con una cultura amplia
y un carácter en el que prevalezcan la cortesía y la amabilidad.
La cosmetóloga debe cuidar su aspecto personal integral:
higiene personal, uniforme impecable, cuidado de su cutis, atención al
maquillaje y al peinado, y una especial atención a sus manos.
Las manos son
para una cosmetóloga su principal instrumento de trabajo: manos limpias, finas,
llenas de destreza y seguridad. Manos libres de asperezas, grietas,
infecciones, con uñas bien cortadas y limpias, arregladas sin esmaltes fuertes.
Como instrumento de trabajo, las manos requieren de ejercicios para lograr y
mantener la agilidad y destreza necesaria. La cosmetóloga, además, tiene que
mantenerse informada de los descubrimientos y progresos de la ciencia, así como
de los nuevos productos y tendencias. Aunque puede especializarse en alguna
rama, no debe olvidar el estudio de todas las que componen su actividad.
El esteticista
El esteticismo nació con el romanticismo, el simbolismo, el
impresionismo y la decadencia literaria de principios del siglo XIX. Anticipado
ya en el siglo XVIII, a través del amoralismo estético de Wilhelm Heinse y su
ideal renacentista del hombre de espíritu. Nace a partir de la idea de la
estética, siendo esta una rama de la filosofía relacionada con la esencia y
percepción de la belleza y la fealdad o en la diferencia entre lo bello y lo
sublime. Hoy día se considera al esteticista como el especialista en el cuidado
y embellecimiento del cuerpo humano, particularmente del rostro.
En cuanto al perfil del médico esteta resalta que éste debe
cumplir con los requisitos de ser licenciado en medicina y posteriormente en
cirugía y haber estudiado la especialidad de medicina estética que por lo menos
debe ser de tres años, no de un fin de semana ni exprés, como lamentablemente
sucede en muchas partes.
La preparación de éstos médicos estetas debe estar avalada
por instituciones serias y formales, con reconocimiento de las dependencias
públicas, en materia de salud y educación, sean nacionales o extranjeras, ya
que lo que se le exigirá a este tipo de médicos es conocimientos, formación,
responsabilidad, respeto, comprensión hacia el paciente y ética profesional.
Que el esteticista cuente con éste perfil permitirá reducir
el riesgo en cualquier clínica estética o spa, ya que estará respetando los
protocolos de actuación:
a) Utilizar todos
aquellos elementos médicos de acuerdo con las circunstancias del paciente/
cliente.
b) Informar al
paciente/ cliente de su diagnóstico, tratamiento y riesgos que implica el
tratamiento.
c) Enfatizar que
sólo se obtendrán los resultados esperados si se lleva al pie de la letra cada
fase del tratamiento.
El médico esteta debe verse a sí mismo como aquel individuo
que con base en su especialización no sólo puede devolver la belleza a un
rostro o cuerpo, si no que puede ir mucho más allá otorgando calidad de vida
con políticas médico-éticas que conllevan a cubrir las necesidades de
revitalización, lentificación del envejecimiento, etc. Dichas labores aún más
fortificadas con el apoyo de un Cosmiatra y/o cosmetólogo éticos y
responsables.
Según el Dr. Cambria, Cirujano Plástico, el oficio del
esteticista, exige a quienes lo practican, no sólo habilidad manual,
cualidades psicológicas y mucho tacto, sino también una buena
formación en todos los campos que afectan directa o indirectamente a la belleza
del cuerpo humano y su aspecto exterior.
El profesional debe
poseer excelentes conocimientos sobre la piel en cuanto a su estructura,
su misión, su fisiología e incluso su patología. También es preciso
nociones sobre la anatomía del cuerpo humano.
Debido a que la esteticista está llamada a ejercer su
actividad sobre una materia viva, es necesario que disponga de una formación
cultural suficiente para saber cómo está hecha esta materia, y como vive.
El uso de los modernos aparatos electrónicos y muchas veces
computarizados que facilitan los tratamientos y mejora los resultados, son sin
dudas verdaderos aliados que se disputan los médicos esteticistas y las
cosmiatras, mas el agregado de otras técnicas no convencionales como la
aromaterapia, la musicoterapia, el estado alfa, los colores y los tratamientos
a base de células embrionarias como revitalizantes son sin duda elementos que
han de contribuir al bienestar emocional y físico de los pacientes.
En Conjunto:
Es necesario establecer los límites de atención de la
cosmetóloga y del dermatólogo. Sin embargo, no hay límites precisos, siempre
queda una “tierra de nadie” y será, entonces, la cosmetóloga, a quien
generalmente llega primero el paciente, y basado en sus conocimientos profundos
y constante estudio, quien deberá saber derivar dicha paciente al especialista
médico. Se debe formar un verdadero equipo de trabajo, contando siempre,
además, con el apoyo del químico cosmético, que aporta todos los conocimientos
especializados en crear, desarrollar y formular productos cosméticos de calidad
superior.
Según el Dr. Manuel Fontboté, el esteticista, por ejemplo,
no tiene tiempo material para hacer higienizaciones profundas de la piel que,
siendo tan necesarias en varias situaciones, exigen mucho tiempo y dedicación.
¿Cuántas veces se le pregunta al médico: “Doctor, cuándo podré hacerme una
limpieza de cutis?”. Es entonces el mismo profesional el que deriva o devuelve
su paciente a manos de la cosmetóloga para que su tratamiento a nivel sistémico
sea complementado con el externo, obteniendo de esta manera, la máxima eficiencia
con efectivos y valiosos resultados.
Es importantísimo que el dermatólogo o esteticista
recomienden las higienizaciones y, además, maniobras en gabinete o cabina
cosmetológica a modo de control y como terapia coadyuvante, para que las
lesiones o alteraciones iniciales no lleguen a tener un carácter clínico o
patológico.
Afortunadamente, es cada día mayor el número de médicos y
hospitales que cuentan con servicios de cosmiatría y con el trabajo mancomunado
y eficiente de ayuda y apoyo de la cosmetóloga. Son etapas que se van quemando
y llegará a mediano plazo el momento en que la cosmiatra será, poco menos que
indispensable, y el mejor signo es que los mismos médicos están pidiendo la
realización de cursos de Cosmiatría o cosmetología, aumentando notoriamente su
interés en la materia.
La cosmetología, cosmiatría y estética tienen entonces por
objeto la aplicación y formulación de productos cosméticos y la utilización de
técnicas y tratamientos con el fin de mantener en mejor forma el aspecto
externo y el bienestar del ser humano.
El cosmetólogo(a), cosmiatra deben dedicarse a su
ocupaciones con plena conciencia de la
responsabilidad personal que entraña su ejercicio así como de la calidad,
eficacia, seriedad y pureza de los productos que empleen, recomienden o
utilicen en su actividad. Además sus labores se rigen bajo los siguientes
principios y criterios humanísticos, de salud e imagen personal, razón por la
cual deben desarrollarse en centros destinados para ese fin o complementarios:
a) Se deben presentar en forma impecable, saludable e
higiénica el centro de estética;
b) Obtener de las autoridades la autorización, el permiso o
concepto de ubicación que exigen las normas provinciales y normas locales
complementarias;
c) Utilizar equipos relacionados al ejercicio de la
profesión, instrumentos e implementos debidamente esterilizados, y emplear
materiales desechables en procedimientos de estética;
d) Dedicar el tiempo necesario al usuario en la prestación
del servicio, con criterios de calidad, seriedad y honestidad;
e) Aplicar sus conocimientos, habilidades y destrezas en
forma consciente, sobria y saludable sobre usuarios que no presenten
enfermedades evidentes; de tener dudas, exigir una certificación de un
profesional de la medicina, con preferencia de un dermatólogo;
f) Sólo aplicar y emplear medios diagnósticos o terapéuticos
aceptados y reconocidos en forma legal;
g) Sólo emplear o utilizar en sus procedimientos productos
debidamente autorizados u homologados por la autoridad competente;
h) No tratar a menores de edad sin la previa autorización de
sus padres o representantes;
i) No exponer a los usuarios a riesgos injustificados y sólo
con consciente autorización aplicar los tratamientos, elementos o
procedimientos sobre la piel de su cliente.
Las tres profesiones precisan de la constante
especialización, ya que el concepto de belleza se encuentra evolucionando de
acuerdo al vertiginoso ritmo de la sociedad. Por ello se debe buscar la
actualización constante, pero teniendo cuidado al elegir el tipo de instituciones
al que se hará, basta recordar que la industria de la belleza ha demostrado un
crecimiento arrollador en los últimos 20 años, razón por la cual las escuelas
“patito” no se han hecho esperar.
Es Así que cada uno de ellos debe estar a la vanguardia asistiendo
a congresos, diplomados, etc., para estar al tanto en los avances en técnicas,
métodos, productos o aparatología (según sea el caso) pues lo más importante
aquí es que cada especialista debe conocer cuáles son los alcances que puede
llegar a tener con base en lo reglamentado por la Secretaría de Salud, o
simplemente, en base a sus conocimientos reales."
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